Hadriaan - Shine
Desde el primer tema —también titulado Shine— sentí que me despegaba de la realidad. Es un track inmersivo, expansivo, con una fuerza sonora que te lleva al límite. Por momentos te hace flotar, por otros te aplasta con su intensidad. Tiene esa cualidad rara de las canciones que parecen hablarnos sin decir una palabra, como si su lenguaje fuera directamente sensorial.
Lo que más me tocó de este álbum es su sinceridad emocional. Aquí se exploran temas como la pérdida, el renacer, el amor y el desencuentro, no desde la obviedad, sino con una profundidad que remueve. Our Love Died, por ejemplo, tiene un tono casi teatral —no en el sentido dramático, sino en esa capacidad de construir una escena completa con apenas unos acordes. Es crudo, pero a la vez bello.
Musicalmente, Hadriaan logra algo admirable: combina lo electrónico con lo alternativo y lo indie sin sonar forzado. Cada pieza tiene su propia atmósfera, y todas juntas construyen una narrativa que se siente viva, en constante transformación. Es un álbum que no busca encajar, sino abrir espacio.
Si te das el tiempo de escucharlo completo, notarás que no solo te ofrece un momento musical, sino un espacio de introspección. Es el tipo de disco que se escucha con los ojos cerrados y el corazón abierto.
¿Te animas a desconectarte del ruido y sumergirte en este viaje? Shine no solo se oye... se siente.
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