KB-S - The Calm
En un mundo donde el ruido y la prisa parecen ser la norma, encontrar una canción como esta es, honestamente, un pequeño milagro.
La melodía gira en torno a una guitarra suave, envolvente, casi hipnótica. Al principio podrías pensar que es simple, predecible incluso. Pero justo ahí está su belleza. Esa repetición que muchos evitarían por miedo a aburrir, KB-S la convierte en un mantra. Me recordó al ritmo constante del mar cuando cae la noche: ni fuerte ni caótico, solo presente… como si respirara.
Mientras la escuchaba, mi mente no tardó en llevarme a un recuerdo muy específico: una noche de insomnio junto al mar. Estaba de viaje, en un hotel lejos de casa, y por más que lo intentaba, no podía dormir. Salí a caminar y terminé sentado frente a la playa. Las olas golpeaban suavemente las rocas, la luna apenas se asomaba y el silencio era casi sagrado. Estuve ahí un buen rato, sin hacer nada. Solo escuchando. Y al regresar a la habitación, dormí como no lo había hecho en meses. The Calm me transportó exactamente a ese momento.
No sé si esa escena signifique algo para quien lea esto, pero para mí fue una confirmación de que esta canción no es solo música: es un refugio. Un lugar al que puedes volver cuando lo externo te abruma y necesitas detenerte, aunque sea por unos minutos.
KB-S nos demuestra que no hacen falta grandes fuegos artificiales para tocar fibras profundas. Solo atención, sensibilidad, y el valor de quedarse en lo sencillo. En tiempos como estos, eso vale muchísimo.
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